Cuando hablamos de embutidos, no solo consideramos su valor nutricional; también es crucial preservar sus características organolépticas—sabor, olor, color y aroma. Para asegurarte de disfrutar de cada bocado, te comparto algunos consejos prácticos que potenciarán el sabor y la textura de tus embutidos favoritos.

Truco Nº 1: Atempera los Embutidos
Saca los embutidos de la nevera unos 5 minutos antes de consumirlos. Generalmente, en la refrigeración, los embutidos se mantienen a unos 4 o 5 ºC. A esta temperatura, las grasas—responsables de vehiculizar los aromas—están muy sólidas, lo que dificulta apreciar completamente el sabor y la textura. Este consejo es especialmente útil para embutidos grasos como el jamón serrano o el chorizo.
Truco Nº 2: Minimiza el Tiempo de Exposición
Añade el embutido a tus recetas justo antes de servir. Por ejemplo, si vas a preparar una ensalada con jamón serrano, añadirlo al último momento evita que se ablande por el contacto con ingredientes acuosos como las hortalizas. Lo mismo aplica para un sándwich de pechuga de pavo; prepararlo justo antes de comer preserva su textura suave y agradable.
Truco Nº 3: Congela lo que Sobresalga
Si te sobra embutido y no planeas consumirlo pronto, lo ideal es congelarlo. Este proceso detiene el crecimiento de microorganismos, ayudando a conservar las características del embutido sin deterioro.
Truco Nº 4: Elige la Presentación Adecuada
Dependiendo de tu receta, selecciona la presentación de embutidos que mejor se adapte. Por ejemplo, para una tabla de embutidos, opta por productos ya loncheados y listos para servir, como los de la gama de Argal. Si prefieres preparar rollitos, elige lonchas más gruesas para mantener una mejor textura.
Truco Nº 5: Combinaciones Saludables
Incorpora embutidos en un menú equilibrado. Prueba, por ejemplo, una crema tibia de puerros acompañada de una tostada de pan de hogaza con aceite de oliva y jamón serrano. Es una opción simple y nutritiva que combina maravillosamente.

Consideraciones Finales
Recuerda que los embutidos, especialmente los más grasos, deberían consumirse de manera ocasional debido a su alto contenido en grasas saturadas. Sin embargo, opciones más saludables como los embutidos bajos en grasa pueden disfrutarse más frecuentemente. Disfrutar de embutidos no tiene por qué ser un placer culpable si se elige correctamente y se combinan de manera saludable.